Atención: Este texto ha sido escrito mientras sonaba esta canción (pincha).
Es recomendable que no deje de ponerla mientras lee el fragmento, para así augmentar el efecto de la narración, Gracias.
En mi caso, solo era la puerta que dejaba atrás, antes de ir al salón principal con una sonrisa, dispuesto a renovar la historia que ocurría ante mis ojos.
Y es que a veces nos perdemos, pero algunas veces, no somos capaces de encontrarnos.
Y dicho así, era como en este preciso momento, la gente no sabía donde estaba. Era un hotel sin vida para mi gusto, aunque para el gusto de todos solo era una cosa llamada paraíso. Nadie puede determinar con exactitud cuanto tiempo llevaban aquí, cuanto tiempo hacía desde que habían llegado. Habían olvidado cualquier indicio de una vida anterior a la que tenían, pues solo vivían atados a este hotel, sin preocupaciones. Sí, el recepcionista te saludaba amablemente, sin decir eso de que podrás entrar pero no salir, y es que decidme ¿Quién querría salir del paraíso? Una realidad paralela, algo que no les recordaba ni por asomo a sus vidas, ni trabajos, ni estrés, ni prisas, ni la Gran Vía de Madrid en hora punta, ni un metro lleno de gente, ni siquiera ese plato de lentejas que algunos no quisieran comerse. Llegaron aquí y acabaron perdiéndose, perdiéndose con sus pasiones, sus ganas, sus fuerzas de seguir atados a lo que parecía una mejor vida. Dormían cuanto querían, comían todo lo que se les antojara, bebidas gratis por doquier, una piscina interior, una exterior, una mesa de pin-pon, una zona de recreativos totalmente gratis, porque sí, si algo había aquí, es que era todo gratis, todo gratis menos entrar. Había de todo imaginable para cualquier persona. La vida perfecta para todos, para todos los que entraban. Y sí, seguía el recepcionista sonriendo a todo aquel que entrara por la puerta, pero no os engañéis, siempre hay gente nueva, nunca están los mismos, y solo por un simple motivo: Olvidan todo hasta olvidar su existencia.
Y así, el recepcionista sigue siendo tan feliz como siempre, atándoles en la muñeca una cinta que indica que pueden tomar cualquier cosa gratis, pero que a la vez, es solo un símbolo más, de una persona que acabará consumiéndose. Y así, al cabo de unos días, sus pies se arrastrarán por el suelo, se sentirán cansados, como si la vida les faltara, mientras el recepcionista seguirá sonriendo, sonriendo sin dejar de entrar a gente. Y cuando ya habían pasado días ahí y les había llegado la hora de irse, mientras, y como no, el recepcionista seguía sonriendo.
Y todo sería perfecto en esta tierra de nadie, si no fuera porque yo podía hacer algo al respeto. Y no nos engañemos, yo podía poner un final feliz a esta historia, pero no acabar con ella. Por eso elegí a mi sujeto, y en mi caso, me llamó la atención un joven rubio, que parecía que el andar le costara la vida en ello. Debería haber pasado días en este hotel fantasma, y lo más probable es que ni siquiera, supiera su nombre. La gente dice que no puede olvidar tan fácilmente, pero ¿Hasta que punto es eso cierto? Sin recuerdos de su familia, ni sensación vivida antes fuera de aquí, triste ¿No?
¿Sabéis qué otra cosa hace olvidar a la gente, ser lo que es? Es fácil, y quizás aquel choque entre dos recuerdos olvidados, le hacían recuperar un poco de fe, y es que una sonrisa, a veces, basta para cambiar las cosas. Y concretamente, la sonrisa que le proporcionó él. Pude observar como los ojos del chico rubio se abrían como platos, como los recuerdos le venían a la cabeza, como se llevaba las manos a esta mientras caía al suelo. Una sonrisa, una simple sonrisa, que demuestre el amor de alguien.
Porque sí, porque esa sonrisa le estaba trayendo todos los recuerdos relacionados con sonrisas, porque amigos, lo único que hace al ser humano vulnerable, débil, estúpido, y le retira su esencia para formar una conjunta, es el amor.
Y así fue, como el chico, lentamente se le acercó, se agachó a su lado y le miró, y pude ver perfectamente como se miraron, mirada que duró segundos, hasta que mi querido sujeto, le cogió de las mejillas para besarle. Eso era el amor, dos en uno, y ellos, ellos tenían la llave para salir de allí. Se miraron una vez más, ahora ya llenos de vida, de la misma vida con la que se reía el recepcionista. Sonrieron, se cogieron de la mano, y agarraron las maletas. Suspiraron una última vez más, antes de pasar por recepción y huir de esa cárcel para siempre.
Me levanté del sofá intentando no chocarme con alguna alma perdida, que posiblemente acabara por consumirse en las siguientes horas. Miré a los lados, y observé a la gente reírse. Quizás aquel sitio no estaba tan mal, al fin y al cabo, hacia a la gente feliz y eso era lo importante ¿No?
Quizás la vida, no tenga un final feliz preparado para nosotros, pero ¿Qué más da eso teniendo un desarrollo o un principio así?
Cogí mi maleta antes de salir por la puerta, viendo sonreír una vez más al recepcionista.
Quizás, y solo quizás, nos pasábamos la vida pendientes de encontrar nuestro final feliz, pero no nos damos cuenta que el momento que estamos teniendo, este pequeño instante, ya es esa felicidad que tanto buscamos, pero estamos tan pendientes de un final, de un saber que todo acabará saliendo bien, que no vemos que realmente, las cosas pasan porque tienen que pasar, y que si este hotel fuera una verdadera cárcel, llevaría cerrado ya mucho tiempo.
¡¡Hola a todos!! Y no, no he abandonado mi blog. Estuve liado con exámenes, como dije me esta costando compaginar mi vida diaria con escribir, así que tarde un par de días en tener mi tiempo, y cuando por fin lo tuve se me rompió el ordenador, así que no he podido escribir hasta ahora. En todo este tiempo, he estado haciéndome una pregunta, y es que a lo mejor a alguno de vosotros os cansa leer en negro, así que me gustaría que votarais en la encuesta de aquí de la derecha, o me lo dijerais directamente en un comentario si creéis o no, que debería cambiar el negro. Por otro lado, y para ser breve, estoy haciendo lo posible para ponerme al día con vuestros blogs, así que por favor, no me matéis si aún no me he pasado, aprovecharé en cuanto pueda para hacerlo, pido sobre todo paciencia, respecto a que escriba o que os comente, lo siento deberás.
Sin mucho más que decir, se os quiere y esas cosas.
Enamorada me tienes, echaba de menos al escritor de finales felices.
ResponderEliminarUn beso!
Creo que ellos huyeron hacia la libertad de un amor verdadero. El verdadero amor tiene que ser libre, y ellos quizás lo sabían. Me gusto mucho este texto, ya extrañaba leerte. Vote en la encuesta, y en lo personal no me molesta el negro pero pienso que estaría mal cambiar de vez en cuando.
ResponderEliminarEspero que todo en tu vida te este yendo bien, besos :)
"Welcome to the hotel California".
ResponderEliminarSigo sin saber cómo narices consigues las cosas, con más de un año que llevo leyéndote. Es que haces que te entren ganas de levantarte de la silla y salir a la calle gritando que nosotros mismos podemos ser escritores de finales felices. Enganchada que estoy a este apartado de tu blog en especial, aunque ame cada uno de tus textos. Y no pierdo la esperanza de que algún día mi hija o algun cececito vea en la estantería un libro con ese nombre y me pregunte, y yo sería feliz leyendole una de tus historias cada noche xDD
ResponderEliminarEs genial, escribes perfecto Leo, lo digo totalmente en serio, es increible. Improvises o no, ya no sé, eso me da igual, la cosa es que tienes un talento magnifico, que más de uno (incluida yo) envidiamos.
Buf, qué ganas tenía de leerte, madre mía, qué bien sientas a estas horas :)
ResponderEliminarTienes razón, nos preocupamos demasiado por la meta que queremos conseguir y olvidamos el recorrido hasta ésta, como si no importase, cuando es todo lo contrario, porque esos pequeños detalles son los que nos hacen realmente aprender de nuestros hechos.
Y a lo del negro, pues la verdad, es tu blog y debes tenerlo como más te guste, yo te seguiré leyendo igual siempre, ya esté en negro, verde, naranja o arcoiris jajaja
¡Un beso muy muy muuy grande, Leo! <3