A mi madre no le había visto el pelo. Supongo que se la habrían llevado a algún sitio donde no tuviera que recordarme, o al menos, pudiera estar tranquila. Sonreía al ver a ese puñado de periodistas tratando de encontrar un buen titular para mi noticia. ¿De verdad alguien se molestaría en leer algo más que el titular? o mejor aún, ¿De verdad sabrían que poner debajo del titular?
Sonreí nuevamente al pensar que lo más probable es que me describieran como ''raro'' y les preguntasen a aquellos que me conocían para que estos les digan:
''No, si parecía un chico normal, no tenía problemas''.
Y hubiera seguido pensando ese tipo de cosas durante el resto de minutos si no fuera porque entró un periodista que ordenaba a su compañero que tenían que trasladarse a otra casa, para recoger información sobre ''los que me conocían'' pero... ¿A dónde iban?
Me acerqué un poco al ver la pequeña hoja que le enseñaba el uno al otro donde estaba la dirección.
Me separé y respiré, y aparecí en frente de aquella casa de la dirección.
¿Qué es este lugar?
Empecé ha andar hacía la puerta, atravesándola.
''¿Porqué lo hiciste? ¡Dímelo! ¿Porqué narices te quitaste la vida de esa forma? y encima con dolor... ¡Hay que ser estúpido! ¿Qué tu vida no era perfecta? Dime... ¿¡Quién la tiene?!''
Me separé un poco al oír eso y me quedé mirándola un rato. ¿Porque no la conocía? Me sonaba su cara. No podía sentirme concentrado, me habían alterado sus palabras, estaba caminando de espaldas sin conciencia alguna.
Y justo en ese momento, tiré la papelera que estaba detrás mía.
Cuando mueres, tienes la posibilidad de controlarte, pero el reglamento prohíbe hacerse ver ante los vivos, solo te deja acariciar su mente de vez en cuando, para que el recuerdo que dejaste en ellos no se vaya.
Pero yo, distraído, golpeé la papelera detrás mía, porque ni siquiera me había preocupado en concentrarme para traspasar las cosas. Y ella lo sabía. Ella había girado la cara a velocidad de la luz hacía el sitio.
-Sé que estás aquí. No sé como, pero sé que lo estás. No estoy loca. Puedo oler a azufre. ¿Sabes? No sé como has podido. No sé ni siquiera como tienes el valor de venir aquí. Yo no fui nada en tu vida. Ahora dime, ¿De verdad querías ser tú algo en la de los demás?
Me quedé pensando y di vueltas por su cuarto. En su escritorio estaba su cámara, y junto a ellas un par de fotos. Fotos en las que yo salía, y me sorprendí, demasiado. Ya sé de que me sonaba. Ella iba a mi instituto.
No era una chica fea, pero su amor por la fotografía y sus ganas de un futuro seguro, le alejaban de la gente.
Ella miró hacía las fotos cuando las moví.
-¿Te Suenan? No todo el mundo te ignoraba ¿Sabes?
Yo siempre estuve ahí, para fotografiar tu sonrisa cada lunes. Para verte comer el bocadillo los martes. Para ver tus clases de gimnasia desde el palco los miércoles. Para ver como salías el primero de los exámenes los jueves. Para ver como te quedabas con palabras a medias los viernes. Y así, repitiendo tu rutina a diario, estaba allí aunque no me vieras.
La miré y la vi acercarse a coger las fotos. Paso por mi lado sin percatarse. No me veía. Cogió las fotos y las metió dentro de una caja que saco de debajo de su cama.
-Parece mentira que no vaya a ver esta sonrisa nunca más-dijo antes de volver a soltar la foto en la caja y frotarse las mejillas para limpiarse las lagrimas- y todo porque, ¿Por qué te sentías ignorado?
dime, ¿No me ignoraste tú a mi?
Y aquello me descolocó por completo. Esta vez no olía a azufre, está vez mis lágrimas se encargaban de apagar aquel olor. Y entonces me acerqué a ella y acaricié su mejilla con mi mano. Por su cara notaba el calor de lo que mi mano se había convertido.
Me arrodillé y la abracé, como si eso fuera a arreglar algo que ya estaba hecho.
Y puedo asegurar que no paso frío, que el calor con el que yo me había quemado ahora mismo le abrazaba, y así me quedé un rato, aportándole el calor necesario que transmitía mi cuerpo, para demostrarle cuanto lo sentía. Quizás ella no notaba mi presencia en esos momentos, pero me prometí a mi mismo que a ella... ella y a mi madre, nunca tendrían frío. Yo estaría allí para abrazarlas. Siempre. Yo estaba para romper las reglas. Yo era el ángel del infierno, y yo me encargaría de cuidarlas.
El olor a Azufre no me parecía malo, y menos ahora que era lo único que yo podía sentir a parte del olor dulzón de alguna clase de dulce que venía desde la cocina. Olor a azufre. A eso olía...
¿Qué hay familia? ¿Como va todo? ¿Con hijos ya no? Na es broma, espero que todos bien (si alguno no lo está, ya esta sonriendo ¬¬) Bueno podría haber dicho esto que voy a decir de manera seca, pero me gusta tener el contacto con mis seguidores un poco más cercano, y es por eso que os escribo ahora.
No publicaré nada nuevo hasta la semana que viene, por lo que me pasaré por vuestros blogs la semana que viene. Podría haber dicho simplemente ''Me pasaré por vuestros blogs la semana que viene'' pero prefiero preguntar como os va y esas cosas antes. Lo que he dicho, afecto.
¡Ey por cierto! Se os quiere y esas cosas
Leo
Que gran final Leo. Yo muchas veces pienso si la gente que se suicida se da cuenta realmente de lo que está haciendo. Tal vez nosotros no lo vemos, pero siempre hay alguien ahí. Dicen que a todas horas hay alguien pensando en ti, ya sea alguien con el que te cruces por la calle, un familiar, o un amigo que has olvidado. La gente vive de eso, de recuerdo, pero la gente que se suicida no los tienen, prefieren olvidarlos. Siempre pensé que la mayoría lo hacen por impulsos, por una mala racha, una sensación que te lleva a eso, pero no se paran a pensarlo. Muchos no se dan cuenta de que es una decisión que no solo te afecta a ti si no a muchos más, que si quieres hacerte notar te va a dar igual si te suicidas, porque puede que entonces la gente se de cuenta de que existías, si ¿Pero para qué? Es decir, hay muchas más salidas, suicidarse es la salida fácil.
ResponderEliminarDe verdad me ha encantado el texto.
Siento la extensión, pero ya sabes mis problemas con estos temas.
Un beso, y hasta la semana que viene, que disfrutes.
Vaya que gran final.
ResponderEliminarSin darse cuenta el chico lo que había perdido y que no estaba solo que había una persona que le seguía la pista, que día a día ella estaba allí pero el nunca la miro.
Sabes me hiciste pensar, nunca has oído esa frase que dice "nunca sabemos quien nos lee, quien nos escribe ni quien nos esta olvidando" (o algo parecido) y es verdad nosotros realmente no sabemos, siempre creemos que no le importamos a nadie que siempre estaremos solos y que nunca nadie nos llegara a comprender.
Tomamos decisiones permanentes para problemas que se pudieron arreglar, por eso antes de hacer algo hay que pensar en la persona que esta detrás de nosotros y que puede llegar a necesitarnos también.
Me gusto mucho el texto.
Besos.
Te vas a reír, pero vamos a hacerlo mal. Te voy a comentar antes de leer porque te tengo que decir unas cosillas y si no, se me olvidan. Y después, leo y vuelvo a comentar. jajajaja
ResponderEliminarLo primero comentarte que, cuando hace algunos días, adivinaste casi TODOS mis gustos musicales en un comentario, me dejaste anonadada. Los únicos que no acertaste son Keane, pero porque no los he escuchado. A ver si tengo tiempo y les doy una oportunidad. Y en el siguiente comentario me pediste recomendación con The Kooks. Pues bueno, a mí me cuesta bastante "descartar" canciones porque siempre hay algunas más adecuadas que otras para algunas situaciones, y las que no son buenas ahora lo serán después. De todos modos, allá va. Mi favorita, personalmente, es Ooh La. Tienes que escucharla bien, atendiendo a la letra. Póntela traducida o algo. A mí me encanta, todos los versos son perfectos.
Y después ya no te sé enumerar. Te voy a decir algunas sueltas sin orden alguno, como Always Where I Need To Be, Gap, Young Folks (esta es una cover, pero es genial), How'd you like that, Sway, Do You Wanna, Fuck the world off o Junk of the heart y, ay, que me olvidaba de esta canción, Shine on. Son unas cuantas más de las que me habías pedido, pero es que, como ya te he dicho, es complicado descartar.
Y en cuanto a la siguiente pregunta, sí, el gif es de Skins. A mí me encanta esa serie y siempre que puedo aprovecho para utilizar un gif suyo. PD: Tienes que ver esa serie. Es muy adictiva.
Pero lo más importante es pedirte disculpas por no haberte respondido. El caso es que esperaba a responderte aquí, en tu propio blog, y por ello, quería esperar a tener tiempo para poderme parar a leerte y todo ese rollo, y fue por eso por lo que tardé tanto en preguntarte. De todos modos, y por último, me gustaría invitarte a hacerte twitter porque me encantaría tenerte por allí, y podríamos estar más en contacto. ¿Qué te parece? Seguro que te acabará gustando. Espero que al menos, te lo pienses.
PD: Gracias por ser siempre un seguidor tan fiel. Mi blog sin tus comentarios no sería lo mismo.
PD2: Ahora voy a leerte y volveré a comentar. JAJAJA
Oh, vaya. No dejas de sorprenderme. Me he leído las dos entradas seguidas, y la verdad es que me encanta leerte y odio no sacar tanto tiempo para ello como antes. La vida de segundo de bachillerato, supongo. Me ha encantado esta segunda parte especialmente, el leve contacto con la realidad, abre los ojos aunque sea demasiado tarde y ella ya no es ignorada, pero ¿de qué le sirve ahora?
ResponderEliminarEn fin, Leo, sabes de sobra que, aunque algo irresponsable con la organización de su tiempo, soy una de tus lectoras fieles.
Un gran saludo, se te quiere y esas cosas, como dices tú :)
Es una pena que la gente se suicide y no piense en las personas que le quieren y lo pasarán mal por su culpa... Y es que por mucho que esa persona se sienta sola, siempre habrá alguien que lo daría todo por ella aunque no lo sepa :( ¿Lo peor? Darse cuenta de ello cuando ya es tarde...
ResponderEliminar¡Me ha encantado la entrada!
Se te quiere y esas cosas :D
¡Un beso muy muy muuuy grande! <3
Excelente, te quedó genial :) Como me perdí un poco volví a leer la primera parte.
ResponderEliminarDisculpa mis comentarios tan cortitos :P