23/12/13

[Especial Navidad] Escritor de finales felices VIII


Atención: Este texto ha sido escrito mientras sonaba esta canción (pincha).
Es recomendable que no deje de ponerla mientras lee el fragmento, para así augmentar el efecto de la narración, Gracias.

Hacía frío en las calles, pero eso a penas se notaba con las luces de navidad. Carraspeé mientras sumergía un poco más las manos en los bolsillos, y caminaba por una acera de la calle principal. Era absurdo, pero las navidades ya no eran lo mismo desde que los pequeños no esperaban a Papá Noel, cosa que no entiendo, ¿Por qué no iban a esperarle más? Habían crecido, sí, ¿Y qué? Ahhhhh, que ya les habían dicho que eso de ''Papá Noel'' son los padres, o simplemente una argucia comercial. ¿Que había cambiado? ¿Una simple frase? Simplemente les habían dicho que eso no existía, y que eso que ellos creen eran ellos. Muy
bien, ¿Y que más daba eso? ¿Por qué tal cual te lo habían dicho te lo habías creído, y antes te lo creías también?
Solté vapor por la boca pensando esa estúpida idea. Me gustaba verlo salir cuando hacía frío, y me demostraba que a pesar de todo, mi cuerpo seguía caliente. Ellos nos dijeron que un viejo enamorado del café del polo norte, no existe, que eran ellos mismos. Pero antes también fueron ellos, los que nos enseñaron quien era él, y como nos dejaba los regalos en el árbol. Era absurdo, porqué uno no podía creer en eso si de verdad le gustaba, si para él, ese abuelito era entrañable.  Pero ahora las cosas eran distintas, distintas desde que los niños ya no son tan niños, y se juntan en familia. Lo peor no es que se junten, ni las malas caras que algunos ponen. Lo peor es que ninguno quiere estar ahí, o ve ridículo estar en un sitio con gente ''desconocida'' o que solo les veía la cara una vez al año. Suspiré. Ojalá pudiera borrar estas últimas líneas de mi cabeza.
Entre en un pequeño bar que hacía esquina, casi no podía considerarlo ni eso, eran pocos metros cuadrados, aunque  la barra la llenaban dos o tres personas. Me senté en una de las sillas de las mesas pegadas a la ventana, y allí, junto con el chocolate que me pedí, me quedé dejando pasar las horas. No me hubiera movido, si no fuera porque desde la ventana, vi a una madre con su hijo jugando con un Papá Noel, y como este se le caía. Fue entonces cuando decidí congelar el tiempo, pasar por delante de la camarera que estaba en mitad del pasillo de ese bar, como una estatua y soltarle un par de monedas en la bandeja que llevaba. Cuando salí decidí ponerlo en marcha una vez tenía el muñeco en la mano.
-¿Se te ha caído esto?
El niño, no muy seguro de querer acercarse a cogerlo de mi mano, se escondió detrás de las piernas de su madre. Me senté en el borde de la cera, mientras observaba el muñeco.
-¿Nunca te has preguntado, como es que Papá Noel, reparte todos los regalos a todos los niños en una noche? -le miré.
El niño, aún inseguro de querer acercarse, se sentó a mi lado negándome con la cabeza. Yo, pudiendo hacer con mis escritos lo que quisiera, saqué un duendecillo, con unos prismáticos de visión nocturna en la cabeza.
-Con la patrulla de aterrizaje.
El niño se sorprendió y rápidamente cogió el muñeco ilusionado, me miró esperando saber más, y yo le sonreí.
Ellos, un grupo de espías, normalmente de dos en dos por casa, se cuelan por la chimenea apagan el fuego y ruedan por el suelo. Se esconden, son rápidos y veloces, nunca los ve nadie-le decía- están preparados para cortar el árbol de navidad, para que el regalo quepa en la medida perfecta debajo del árbol. Están preparados para rellenar los calcetines, vigilar que todo salga correcto. Están ahí para controlar que la leche que le dejas a Papá Noel no esté ardiendo y le venga perfecta. Que las galletas no contengan algo que le da alergia. Y sobre todo, que los niños estén acostados, que no haya movimiento en la casa, y colocar unas luces en el tejado, para que él, a pesar de la nieve, pueda aparcar perfectamente su trineo, y dejarte los regalos en menos de dos segundos. Y así, todos los duendecillos, de dos en dos, de casa en casa, las van preparando antes de que llegue tu regalo, para que así, cuando tú te levantes, esté todo tal y como esperabas, y justo lo que habías pedido-le revolví el pelo levantándome.
Su madre me miró sonriendo, y el chico me estiró rápido de la chaqueta.
-¿Y todos ellos son grandes espías?-Me preguntó ilusionado.
Me acerqué a su oído, para susurrarle.
-Sabes una cosa, incluso las personas más pequeñas, pueden hacer cosas grandes. Incluso cuando creas que ir a comer con tu familia es un asco y te aburres, incluso cuando pienses que la navidad ya no tiene nada de magia, acuérdate siempre, que la magia que le pongas a las cosas, solo depende de ti. Porque a veces, solo se necesita creer que algo existe, tener fe en algo, y entonces, y solo entonces, dejar que nieve.
Y fue así como el chico miro al cielo, nada más caerle un copito en la nariz. Enseguida se puso a gritar y a saltar que nevaba, que era como en las películas, mientras su madre se reía, y corría detrás de él.
Me di la vuelta y empecé a caminar, pues yo era de esas personas que no les gustaba tener fría la nariz, de esas que decía que con los pies fríos no se piensa bien. Que cuando menos te lo esperes, venga alguien corriendo y te abrace, y te diga que gracias, y tú le digas que ojalá no creciera, y que siempre siguiera pensando en el escuadrón de aterrizaje.
Porque a veces, nos volvemos egoístas, y pensamos que la navidad, no viene con nosotros. Que la familia que vemos, solo es una vez al año y que total, bah. Que desde que hay ausencias en la mesa ya no es lo mismo. Que el año que viene será igual o tan malo como este. Que este año no me van a tocar regalos. Y así, mil argumentos más a los oídos de un pobre escritor. Un pobre escritor, que sabe guardar la magia, y que al fin y al cabo, eso es lo que les hacía falta, un poco de magia.

Texto inspirado en el corto: Lanny y Wayne Escuadrón de navidad (pincha para ver)

A todos mis seguidores, tanto nuevos como antiguos, que tengáis una feliz navidad. Aquí tenéis un pequeño vídeo, por si queréis verlo. Como siempre, me pasaré por vuestros blogs durante los siguientes días.
Se os quiere y esas cosas

5 comentarios:

  1. Feliz Navidad Leo!! >.<
    Me ha hecho mucha gracia la historia de Lanny y Wayne y el texto como siempre insuperable!

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  2. Ay, el otro día me enseñó mi hermano ese mismo video, y me partía xD Pero me ha echo más gracia encontrarlo por aqui hahahaha
    Que felicidad más grande volver a leer Al Escritor, aunque me costara un paseo a la playa, ya lo estaba esperando. Es que siempre te deja una sonrisa y el corazón un poquito más cálido.
    ¡Felices fiestas!

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  3. ¡Feliz Navidad, Leo!
    Es una pena que se pierda el espíritu navideño, cada año que pasa se va perdiendo la magia...
    Me ha encantado el vídeo :)
    ¡Un beso muy muy muuuy grande! <3

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  4. Me ha encantado!!! Muy tierna la parte del niño :) Y tienes razon, nos falta magia, pero debemos ser nosotros quien la haga, creer para crear.
    Feliz Navidad!!
    C.

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  5. Me encanta este texto porque de alguna manera sabe devolverme cierta magia de la que es tan propia de la navidad. Es cierto que crecemos y tristemente vamos perdiendo parte de esto, pero no tiene porque ser así, la navidad es una fecha hermosa, que para mi debería ser de unión, espero que así lo sea para todas las personas, y para ti.
    Felices fiestas, mis mejores deseos, besos ♥

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