8/5/11

Sólo queda inclinarme en el asiento...

Volviendo de un amago de verano, de tocar la arena caliente con la yema de mis dedos, de notar el frío del agua en mis tobillos, de escuchar ese sonido envolvente, de sentir esos rayos que inciden sobre la piel, de respirar ese olor sal, me he dado cuenta que todo ha vuelto a la normalidad.
 Mirando por la ventanilla del coche, a cientos de kilómetros por hora, y escuchando a Amaral, veo pasar los árboles, otros coches, veo ese sol que está próximo a ocultarse y me acuerdo de ti. Me acuerdo de aquellos días donde no te sacaba de mi cabeza ni un segundo, me acuerdo de esas sonrisas, de esos dedos que se tocaban por casualidad, se me viene a la mente todo aquello que ya se acabó. Supongo que hay veces que no  hay más remedio que aceptar lo que se nos viene, aunque no nos guste, tenemos que dejar de imaginar momentos irrealizables, sueños fantásticos, tenemos que enfrentarnos a la realidad. Pero por ahora sólo me queda resignarme, inclinarme sobre el asiento y seguir pensando que algún día todo volverá a ser como antes.

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