-Tú eres el que mejor puedes superar esto, eres el más frío de todos.
-¿Frío?
-Sí, frío, que puedes ver todo esto sin un ápice de dolor.
Reflexioné sobre el significado de estas palabras, y aunque me dolieron, supe que era cierto.
No me gusta ser débil, no me gusta que haya alguien que me tenga que consolar.
La independencia es mi punto fuerte, y sin ella no soy nadie.
Por eso me abstengo de expresar mis emociones reales por mucho que esté muriéndome por dentro. No importa que el dolor me queme lentamente, siempre consigo poner una gruesa capa de hielo sobre él, y éste desaparece hasta que el hielo se funde.
Luego, vuelvo a empezar.
Así, una capa sobre otra, me vuelvo insensible a cualquier piedra que me lancen.
No me gusta ser así, pero así es como me ha hecho el mundo.
A pesar de mis esfuerzos por encajar, por ser "normal", no me siento así. Me siento extraño en este mundo repleto de cáscaras vacías, ausentes de personalidad o principios.
He aprendido que hay pocas personas que valgan la pena en esta vida, y supongo que puedo alzar la cabeza orgulloso al decir que yo he conocido a varias, y todas ellas siguen presentes en mi vida.
No miento, lo siento; ése es mi punto débil.
Es una lástima tener que ser como soy para lograr hacerme un hueco y ser feliz en el mundo; pero o eres fuerte o te apuñalan por la espalda una y otra vez.
Así que sí, soy frío.
Y gracias a eso, también soy feliz.
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